Erase que se era la Nada en una calavera. Los rayos de la luna anidan la voz de la hada donde animales con luz alada cantan los soles de la llamada. Cada animal tiene su acento, su tono de caminata amada por donde sus raíces fluyen haciendo florecer la tierra desolada. Sus dedos tocan una ola soñada que pasa cantando entre los ojos de la montaña enamorada. Mira la fibra que nace de la luz encantada y una harpa ser le sale de su piel de la naturaleza hilada.
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